

Amigas desde el secundario y compañeras de varias trapizondas, Javiera y yo celebramos con alegría la casualidad que nos hiciera madres de una niña cada una, con una escasa diferencia de menos de cuatro años entre ellas.
Pero, ¿vieron que a veces a los hijos se les da por afirmar su personalidad haciendo exactamente lo opuesto a lo que los padres esperan que hagan? Bueno, en eso se pusieron de acuerdo Rosalía, la mayor, hija de Javi, y Manuela, la menor, hija de Vero; y gracias a ese consenso es que hay pocos encuentros entre ellas en los que no tengamos que intervenir los adultos para imponer el cese de hostilidades.
Pese a todo, nos consta que estas dos pequeñas "n-amigas" se súper quieren; cuando pasan un tiempo sin verse se extrañan y se reclaman. Juntas son mezcla explosiva: ¡insufribles y encantadoras!
4 comentarios:
Qué lindas son... ¡¡en foto!! Muy buena la elección, Vero, muy representativa de lo que contás. En la primera se las ve bastante tranquilitas. ¡En la segunda, ya hay pronóstico de tormenta!
Muy bien... ahora cabe preguntarse qué opinión le merecen sus madres a estas dos niñas... ¡ja ja ja ja!
No, quiero decir... muy lindas las dos (las niñas)¡y las madres muchas felicidades!) Y bien descriptivo el relato. Lindo, lindo.
Mauro: mejor no hacerles esa pregunta. Dejemos las cosas así como están. Jajaja.
Tenés razón, Vero. No arruinemos lo que venía bien. (Aunque en verdad el de la pregunta inconveniente fui yo, pero bué...)
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