lunes, 19 de mayo de 2008

QUEREMOS SER COMO LED ZEPPELIN.


Cuántas bandas estadounidenses lo habrán pensado, pero qué pocas se atrevieron a revelar ese deseo. Principalmente las que arrancaban allá por comienzos o mediados de los ‘70s. Desde que Led Zeppelin inundó el mercado yanki con ese maremoto de furioso rock del que mamaron los Aerosmith, los Boston, los Van Halen, Randy Rhoads y otros, el mercado de ese país siempre estuvo a la expectativa de encontrarse con los nuevos Zeppelin, aunque, y aquí está lo bueno, a nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido subirse a un escenario y adoptar una postura que emulase al tándem Page-Plant, y menos aún tratar de sonar exactamente igual que El Martillo de los Dioses, porque como suele decirse por estos días bastante a menudo, la cosa se complicaría. No hubo antes ni después una banda que suene como Led Zeppelin sobre un escenario. Es que parece improbable que vuelva el pié derecho de John Bonham. Se fue allá por septiembre de 1980 y no hay miras de que regrese.

A comienzos de los ‘60s, en un pueblito llamado Bellevue, cercano a Seattle, en el NO de los Estados Unidos, un grupo de jóvenes entusiastas de la música decidió juntarse para darle forma a una idea que combinara blues y rock and roll con otros estilos más tradicionales como el bluegrass. La iniciativa estaba a cargo de los hermanos Mike y Roger Fisher, guitarristas ambos, quienes se mandaron con un grupejo llamado The Army. Transcurrieron los años con pocas composiciones y más covers que producción propia hasta que llegados los finales de esa década apareció una señal en el cielo, una revelación sonora con forma de dirigible dispuesta a voltear todo lo conocido hasta ese momento. Dicen por ahí que cuando empezó a escucharse a Led Zep en las radios locales la onda expansiva dejó un tendal más grande que unos años antes con los Beatles en el show de Ed Sullivan.


The Army: Gary Ziegleman, Ron Rudge, James Chirillo, Ken Hanson, Roger Fisher, Steve Fossen

Llegando 1972, Steve Fossen, bajista y socio de los hermanos Fisher, embriagado con tantos vapores provenientes de esa caja recién abierta que alguien les había prodigado desde la Madre Patria, imaginó cómo la cosa podría andar un poco mejor. The Army ahora incluía en su repertorio varios covers de Led Zeppelin, pero el novel combo no daba con el cantante justo, fundamentalmente alguien capaz de llegar a los agudos de Robert Plant y que a la vez los transmita con fuerza. Se le ocurrió decirles a los Fisher “Ché (porque hablaba así, como un porteño), ¿se acuerdan de Ann Wilson, esa chica de la que les hablé, de la secundaria? Tiene una voz potente y con su registro podría funcionar” “¡Y daaaaaale!”, le habrán respondido. Esa tal Ann Wilson tenía pocos antecedentes, un intrascendente simple grabado con un grupo local llamado The Daybreaks y ninguna otra cosa relevante. Cuenta la historia que sus padres la mandaron a tomar clases de canto por consejo médico ya que de chica observaba una día tras día más evidente tartamudez, y tanta vocalización la ayudaría a redimir ese mal. Curiosa coincidencia con el caso de Jimmy Page, que con su constancia en el ejercicio de la guitarra finalmente pudo curar un incipiente cáncer en su niñez. Ann venía de una familia con entorno musical, eso sí, aunque sin grandes esperanzas de dedicarse a eso de lleno. Fue a la prueba y parece que la pasó con creces en lo estrictamente musical, los muchachos quedaron muy impresionados tanto que Mike le echó el ojo primero y algún tiempito después empezaría un noviazgo de imprevisibles consecuencias. Pero ese es otro tema. Además de las canciones de Zeppelin, se animaban también con material de Jethro Tull y con una estrambótica versión de Syberian Khatru, de Yes. Parece que la voz de la chica sobraba para cualquier cosa. Alguna cinta debe haber quedado dando vueltas por ahí de esos años, debe ser toda una pieza de colección, dado que desde los principios mismos Heart se distinguió por ser una banda en vivo, porque ahí es donde realmente suena auténtica. No tanto en el estudio, donde han hecho muy buenas cosas. En la cancha se ven los pingos, y ahí es en donde ellos se sienten a gusto, en los shows. Y si me empujan un poco, diría que son el grupo que mejores covers ha grabado en toda la historia del rock.

Ya por 1974, a instancias de Ann y Roger Fisher, se sumó al grupo Nancy, la hermana menor de la cantante, con sólo 20 añitos. Nancy Wilson no tenía mucha relación con su hermana Ann, hacía la suya. Andaba por los bares de Seattle tocando por el sánguche y la coca, más algunos pocos dólares, y así se pagaba sus estudios en Bellas Artes. Tenía una característica bastante particular con su guitarra acústica, que persiste hasta hoy mismo, ese modo de tocar imitando a toda una banda, y si uno escucha esas grabaciones, efectivamente a uno le da esa extraña impresión. También tiene una forma muy singular de tocar la eléctrica, y es multinstrumentista como su hermana Ann. Y ni bien aceptó el convite, se reunió con los demás y empezó a tirar ideas sobre cómo debería sonar la banda ahora, “si queremos sonar como Led Zeppelin, también tenemos que incorporar el costado acústico de Zeppelin”. Y así marchó la cosa, con una banda que llamándose por esos días White Heart (desde 1972) se pasó a llamar Heart.

White Heart, en 1972.

Todo comienzo importante tiene sus dificultades. Y acá no fue la excepción. El grupo debió moverse a Vancouver, Canadá, al poquito tiempo, porque el Tío Sam empezó a buscar gente para mandar a Vietnam y le apuntaron a Roger Fisher, ya por entonces novio de Nancy. En una nota reciente Nancy cuenta que el FBI llegó a meterse en su casa buscando a su novio. Hasta que en 1976 se declaró una amnistía y la banda pudo retornar a su país. De ahí que al principio muchos creían que eran canadienses, y a ellos incluso les gustaba jugar con esa confusión.

Entretanto, en algún bar de Vancouver los descubrió un representante de un sello indie, Mushroom Records y rápidamente acordaron la grabación del primer disco. Eso fue en la 2da. Mitad de 1975. Dicen las crónicas de la época que la gente del sello grabador llegó a tentar a Ann para que se distanciara del grupo y grabara un proyecto en solitario, pero que ésta les habría respondido: “No, yo soy una jugadora de equipo, descarten esa posibilidad” y hubo que seguir con la premisa original, nomás.

El resultado fue un disco que marcó una época. Dreamboat Annie fue un hit nacional. Y en poco tiempo, doble disco de platino. Luego llegaría un aluvión de fotos, reportajes, tapas en la Rolling Stone, la gira europea, líos con la grabadora y un sinfín de historias y anécdotas. Pero siempre respetando la esencia y no dándole demasiada bola a la imagen que quienes no los conocían demasiado tenían de ellos. Siempre imperó el criterio musical, muy por encima de la imagen de dos hermosas chicas al frente de la banda (tuvieron que bancarse una etapa bastante fea por esas cuestiones en los ‘80s). Tanto es así que todas las desvinculaciones posteriores se produjeron por cuestiones puramente musicales, alguna como la de Roger Fisher salpicada de cierto tinte sentimental. Y tan así que de ser simples invitadas a la fiesta terminaron animándola.



Heart haciendo "Barracuda" en California Jam II, en marzo de 1978.

Nancy junto a Ann - Rolling Stone nº 244 (28/7/77)


Si Heart fuese una casa o un auto, quien siempre tiene las llaves es Ann Wilson. Probablemente sea así desde los ‘70s. Hace algún tiempo, Nancy comentaba en un reportaje que, en momentos en que se buscaba un actor que diera con el perfil preciso para ser el cantante de Stillwater, grupo en cuyo derredor gira la historia que se cuenta en la película Almost Famous, no fue sencillo hallarlo porque ya no hay cantantes con ese acento que ella ubica en los comienzos de la década del 70; como la película se sitúa en 1972, habla de un acento que a partir de ese año y con el correr del tiempo se perdió y nunca más se recuperó. Y la verdad es que Ann tenía y tiene ese acento. El mismo acento de los Robert Plant, los Ian Gillan, los Ronnie James Dio, los David Coverdale. Si nos fijamos un poco vemos que no aparece otra mujer en este ítem, sencillamente porque no la ha habido, y quién sabe si la habrá en el futuro. Ann Wilson ha sido una cantante única en este planeta rock. Y ha sido y es la columna vertebral de esta idea que, por lo visto, funcionó bastante bien. Y que seguirá así hasta que las velas no ardan.

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