miércoles, 10 de septiembre de 2008

LA TELE QUE SUPIMOS CONSEGUIR.

Últimamente miro bastante poca televisión. Para ser un poco más preciso, esto me ocurre desde hace 44 años, más o menos. Bromas aparte, es cierto, tengo muy poca cultura televisiva. Veo, sí, unos pocos noticieros, programas periodísticos, además de los de deportes y documentales. Tengo que agregar además algún que otro programa del canal Encuentro, un acierto de la actual administración, creo. Y ocasionalmente algo de esos resúmenes semanales, o diarios según sea, de nuestra TV.

Me resulta llamativo, de un tiempo a esta parte, el papel que desempeñan algunos de nuestros intelectuales, filósofos en su mayoría, además de algunos sociólogos que de tanto en tanto también aparecen, en esto de evaluar y comentar lo que se ve y se escucha en la cajita boba. Ojo, también se pueden escuchar interesantes reflexiones en la radio, de lo más disímiles, con las que uno puede concordar o no.

Llamativo porque, es casi un lugar común demostrar asombro, cuando no perplejidad, ante lo que se observa. No hace mucho, he escuchado a un conductor radial de una cierta catadura intelectual tratar de rebatir la idea de que los argentinos tenemos la TV que nos merecemos. Y argumentar que un país que ha tenido premios nobeles, científicos y artistas de excelencia, etc., no merece estas miserias. Menos mal que no habló de nuestra clase política y de todos sus condescendientes de turno. Ahí yo empezaría a poner en serias dudas ya no solo las calidades, también las mismísimas intenciones de quienes han timoneado y timonean el barco.

Por otra parte, ¿qué busca la gran masa en la televisión? ¡Entretenimiento, qué otra cosa! Y creo que tan a disgusto no parece estar con lo que le dan, por lo que se aprecia. La cultura y por qué no la ciencia pueden resultar un entretenimiento, además de aportar conocimiento. Pero entonces entraríamos en otra discusión, la de si nuestra sociedad cuenta con un suficiente nivel de educación como para digerir una propuesta un poco más elevada. Ya deberíamos pensar también, en qué papel ha jugado el Estado en este ramo durante estos tiempos. Y el debate se haría un poco largo, me imagino.

Además, muchos de los que opinan sobre lo que no les gusta de la televisión local, o sobre cómo debería ser lo que el público debería ver, casi siempre se asumen como poco consumidores de la misma, eso en caso de no declararse absolutamente prescindentes. Me resulta extraño. Principalmente, pongamos rápidamente un ejemplo, en algunos de nuestros filósofos, de quienes cualquier sociedad esperaría que analicen e interpreten los acontecimientos de la vida, y puedan ensayar alguna respuesta.

Vivimos en un rincón del mundo que ha adoptado desde hace mucho una cultura capitalista. Y no es un dato menor. El capitalismo tiene un carácter selectivo sobre las personas, y en la confrontación burdos y frívolos vs. personas de bien, todos sabemos muy bien para qué lado van a poner el dedito los que hacen el negocio. Después, el éxito no distinguirá genios de imbéciles.

Es posible que no nos merezcamos todo lo malo que nos pasa. Pero, una gran parte de nuestros actores sociales (no los voy a nombrar de vuelta) son en buena medida un reflejo del medio en que nos toca vivir. De modo que si no cambian para mejor seguiremos teniendo no solo la TV, una larga serie de cosas que más bien se nos parecen, y no tanto las que el público se merece.

No hay comentarios: