lunes, 29 de junio de 2009

UN DÍA DIFÍCIL DE OLVIDAR.

Ayer estaba haciendo la cola para votar y hablaba con el que estaba detrás mío de todas estas cosas de las que he venido escribiendo días atrás. Pero, salvo opiniones en contrario, noté a la gente con un talante distinto al de otras oportunidades. Y eso me gustó.

Después, qué elección rara, ¿no? Porque hubo un claro perdedor y muchos ganadores. Lo que pasó ayer en Provincia de Buenos Aires, para mí, no es más que otro capítulo de ese gran libro llamado Peronismo: Historia de una Traición. Si lo quieren saber, vayan y averigüen.

Quedé satisfecho con la elección en mi distrito, pero también quedé muy contento con otros resultados. El de Mendoza es uno, el batacazo de Reutemann en Santa Fe es otro, me pone muy contento que Pino Solanas haya sacado el porcentaje que sacó, sin estructuras y sin dinero, y que lleve a gente muy interesante en su lista, además de tener en su espacio a un economista como Claudio Lozano. Y también, contento porque pese a lo que aparenta ser una derrota de Lilita Carrió, logró entrar y casi ha duplicado la cantidad de bancas en el Congreso.

Pese a todo, incluyendo la victoria de mi candidato, siempre digo lo mismo: Tengo un cauto optimismo.

¿Y el Príncipe? Y, como mínimo, el cross de derecha se lo tenía ganado.

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