lunes, 7 de diciembre de 2009

UN BUEN REGALO LLEGADO DESDE AUSTRALIA.

¡Ahhhhhhhhhhhhhh! ¡Ha pasado tanto tiempo desde aquella primera vez!

Mi idea era ir a una despedida. Y así fue. Llegamos con un amigo tan pero tan sobre la hora que al momento de aparecer por la platea alta de River se apagaban las luces, griterío infernal y comenzó el show. Juro que jamás vi tanta gente en ese estadio.


Sonaba el primer tema, Rock 'N Roll Train. A continuación, Hell Ain't A Bad Place To Be. Ellos hacen su espectáculo como siempre, con ese sonido tan poderoso y tan contundente y no dan lugar a mayores comentarios. El escenario, en cuanto a estética, y de esto no sé demasiado, me pareció el mejor de todos los que yo vi por aquí. Alucinante. La locomotora, los cañones y la campana del infierno. Pero mucho mejor que en el '96. Mejor ambientado, quizás más espacioso que hace 13 años. Y por otra parte, la ayuda invalorable que prestan ahora esos dos plasmas de dimensiones gargantuescas colocados a los costados del escenario con una fidelidad de imagen que no se compara con nada de aquellos viejos buenos tiempos.

¿Si el set-list me gustó? Relativamente. Desde luego, soy un agradecido de que a estas alturas se despachen con un montón de clásicos de los 70's y 80's, los temas del pueblo de AC/DC, pero creo que se me quedó alguno por ahí, como Riff Raff, o Go Down que no hubiera estado nada mal que los hicieran. También faltó algún tema de Back In Black, uno de mis preferidos, Shake A Leg, hace mucho que desapareció del repertorio.

El sonido desde la platea me pareció bastante bueno, con ciertos instantes, lógicamente, en que el viento (y ayer había bastante) hace sus travesuras.

Los muchachos ya están grandes, pero esto no impide que Angus Young haga un descomunal desgaste de energías durante todo el recital, ni que Brian Johnson tome carrera por el espigón, la gigantesca pasarela que parece hundirse en medio del campo, para colgarse de la soga como un chico y sacudir el badajo de la imponente campana para dar comienzo a Hells Bells. Debo decir que cada vez que escucho la intro de ese tema a mí se me mezclan millones de sensaciones, de épocas vividas, el recuerdo de Bon, de un montón de cosas que precisaría mucho tiempo para explicar, y es realmente conmovedor.

Angus sigue con su rutina a lo largo de los años, varias veces durante la noche recurre a la máscara de oxígeno. Me impresionó mucho la primera vez que lo vi hacerlo en la película Let There Be Rock, sólo que esta vez no se zambulló entre el público para hacer su larguísimo solo de guitarra, esta vez se subió con su SG a un altísimo andamio.

Siguió el desfile de clásicos, Whole Lotta Rosie, Let There Be Rock, Shoot To Thrill (tema de presentación por años de CQC) hasta llegar al final con For Those About To Rock (We Salute You), con un imponente juego de luces y una salva terrorífica de incontables cañonazos.

Una vez finalizado, todavía no recuperados del aturdimiento por los disparos de los cañones, hubo un muy bonito final con fuegos artificiales.

Gustavo Olmedo decía los otros días que los AC/DC son una banda de la que no hay que esperar sorpresas, son tal vez la banda más predecible de todas las que hayamos visto. Pero conservan un encanto muy especial, y tienen un público muy fiel, aumentado notablemente en los últimos años por generaciones más jóvenes. Y decía también, que los muchachos tienen la íntima sensación de que este puede ser su último tour. Nunca se sabe.

¿Habrá sido la última vez?

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