Desde hace muchos años se viene mencionando esta palabra, tanto que su verdadero significado ha resultado finalmente tergiversado en los tiempos actuales.
Quien observa a un policía reprimiendo determinado acto que no respeta la civilidad ni la ley, tiene derecho, por qué no, a decir que le parece estar viendo "al diablo en calzoncillos" o cosa por el estilo. Después, se podrá estar o no de acuerdo con tal apreciación.
El objeto de mi comentario es muy simple. Hay que tener algo muy claro, aunque desde la ideología siempre se lo intente desvirtuar, seguramente debido a intereses ocultos: EL ESTADO ES EL ÚNICO ORGANISMO HABILITADO PARA REPRIMIR. Y CUANDO ES NECESARIO REPRIMIR, DEBE REPRIMIR. Esto no está dicho, no se equivoque el que lee, desde el mero gusto por los palazos, los gases y las balas de goma. Hay algo un poco más trascendente aquí. El Estado que no reprime cuando debe reprimir, empeora mucho más las cosas que cuando reprime sin necesidad de hacerlo.
Para cerrar, algo más importante aún que lo ya dicho: el Estado, llegado el caso en que la represión es la última herramienta disponible, no debe renunciar a reprimir: en caso contrario, su lugar inevitablemente será ocupado por cualquier grupo que NO TIENE NI LA PREPARACIÓN, EL CONOCIMIENTO DE LA LEY Y MENOS AÚN LOS LÍMITES QUE LA PROPIA LEY MARCA. ¿Hace falta poner ejemplos? Esta semana tuvimos una muerte perfectamente evitable.
Lamentablemente, en los tiempos recientes estamos observando un Estado que se jacta de no reprimir, pero como bien reza el dicho "dime de qué te jactas y te diré de qué careces", permite alegramente que otros sectores de la sociedad tomen ese lugar, con las consecuencias que todos conocemos. Se me dirá, "¡pero este tipo está pidiendo la represión a toda costa!", no, simplemente estoy pidiendo que se respete a la gente. Recordad que los pueblos que no respetan su propia ley, pierden indefectiblemente su libertad.
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